jueves, 4 de junio de 2015

La puntualidad


 



El valor que se construye por el esfuerzo de estar a tiempo en el lugar adecuado.

El valor de la puntualidad es la disciplina de estar a tiempo para cumplir nuestras obligaciones: una cita del trabajo, una reunión de amigos, un compromiso de la oficina, un trabajo pendiente por entregar.

El valor de la puntualidad es necesario para dotar a nuestra personalidad de carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar más actividades, desempeñar mejor nuestro trabajo, ser merecedores de confianza.

La falta de puntualidad habla por sí misma, de ahí se deduce con facilidad la escasa o nula organización de nuestro tiempo, de planeación en nuestras actividades, y por supuesto de una agenda, pero, ¿qué hay detrás de todo esto?

Los valores que rigen una sociedad tienen como fin que dentro de la diversidad constante y existente entre los seres humanos pueda haber aspectos que hagan posible la convivencia de manera más complaciente, ya que como se decía, resulta complicado que dentro de la gama de estilos de vida, podamos vivir sin atropellarnos porque es necesario la comprensión de que tal y como dice un gran lema “cada cabeza es un mundo”.

Uno de los valores que conduce la sociedad es la puntualidad, la cual a veces pareciese que no existiera la comprensión de la misma como ente fundamental en las relaciones del ser humano, ya que consigo lleva inmersos otros valores, los cuales no se pueden ver de manera segmentada, como lo son la responsabilidad, el respeto y la disciplina.


Cuando una persona es puntual, es responsable, disciplinada y respeta el tiempo del otro, de igual forma, los mismos se transforman en antivalores, cuando se irrespeta esta norma que forma un estilo de vida. Pero ¿Cómo comprender que la puntualidad define un estilo de vida, es decir, la personalidad del ser humano, como parte de una sociedad? Resulta complejo, ya que deberíamos comenzar por entender que la misma está íntimamente ligada a la variable tiempo, y que para cada quien tiene un valor diferente.
La paz

La paz es un valor muy fundamental para las vidas de las personas, las familias y las naciones del mundo.
¿Cómo puede entonces cultivarse este gran valor desde nuestro interior? ¿Qué pasos debemos seguir para alcanzar este valor y que el mismo sea fuente fundamental de permitirnos obtener la paz tanto para nosotros como para el resto del mundo?
Con la paz se puede vivir la fraternidad y la armonía entre los seres humanos son los ideales de paz que más se predican, en contraposición al desastre, la guerra y a todo género de conflictos.
Pero la paz no comienza desde fuera, sino desde muy dentro del individuo.


No depende de las decisiones de altos funcionarios sino de lo que llevamos en el interior dentro de nuestro corazón y en nuestro cerebro.
La paz es un valor que suele perderse fácilmente de vista por múltiples razones.
Cuando una nación entra en conflicto con otra y tenemos que vivir sus guerras ó las consecuencias o cuando en la familia los problemas o pleitos comienzan a surgir y comenzamos a apreciar el valor que tiene la paz verdadera. La paz puede verse a nivel internacional o a nivel personal, pero en cualquier perspectiva debemos entender que no surge como producto de un "no meterse con nadie", con un dejar hacer a los demás para que me dejen "vivir en paz".
La calma y tranquilidad tampoco se da, necesariamente, como producto de convivir con personas afines.
Las dificultades entre los seres humanos suele ser algo muy común. Quien no sabe vivir en paz generalmente lo identificamos como una persona conflictiva porque:

Es imposible llegar a un acuerdo, aunque sea pequeño y de poca importancia. Tiene una marcada tendencia a buscar en las palabras y actitudes un doble propósito a todo, normalmente es negativo.
Se siente aludido y agredido ante cualquier circunstancia, y más si esta en contra de sus intereses personales.
Busca por todos los medios "salirse con la suya" aunque este equivocado.
En el trabajo o los negocios crea dificultades inexistentes.
Discute con mucha facilidad.
Vivimos en una época en la que se habla mucho de armonía y paz interior.
Sin embargo pocos mencionan que una de las mejores formas de alcanzar estos ideales es mediante el espíritu de servicio hacia los demás. La paz es el fruto de saber escuchar, de entender las necesidades ajenas antes de las propias.

Mucho de la paz que podamos vivir con los demás radica en nuestra forma de expresarnos. En algunos momentos tenemos el impulso de hacer notar los errores de nuestros interlocutores sin saber todo lo que tienen que decir, provocando discusiones y resentimientos innecesarios.
Expresar nuestro punto de vista en el momento oportuno, facilita la comunicación y aumenta las posibilidades de superar las dificultades, pues ambas partes se sienten escuchadas.

Del mismo modo ocurre cuando se hace necesaria la corrección de una actitud: el disgusto nos mueve a reprender en el momento sin medir las palabras que utilizamos en ese preciso momento oportuno.
¿Cuántas veces nos hemos arrepentido por la excesiva dureza que tuvimos con nuestros subalternos, hijos o compañeros? ¿A veces pensamos que tratamos a los demás con mucha brusquedad? ¿Somos muy bruscos en la mayoría de las veces?

La pérdida de la paz interior consecuente, se debe a la intolerancia e incomprensión que mostramos, generando una imagen negativa y tal vez altanera de nuestra persona. Por eso es muy importante pensar con serenidad y con calma antes de tomar cartas en el asunto. Una de las grandes fuentes de la paz, o de la guerra, está prácticamente en la familia.
Por eso se aplica: "La familia que reza unida permanece unida".
Los esposos deben ser conscientes que al crear el vínculo conyugal, se comienza a dar la fusión de distintas costumbres y formas de pensar. El arte de convivir, olvidarse del afán de dominio y buscar el justo medio entre las diferencias, trae la armonía como consecuencia.
En otras palabras: es necesario aprender a conversar y obtener propósitos de mejora concretos que beneficien a todos en la familia.
En cuanto a la paz familiar, no olvidemos que todas las actitudes de los padres se reflejan en los hijos, por eso es importante saber:
- No discutir o quejarse de los demás delante de ellos.
- Saber sonreír aún en las dificultades.
- Evitar que todos sufran las consecuencias de nuestro mal humor.
- Enseñar a disculpar.

- Crear las condiciones apropiadas para hacer agradables todos los momentos de convivencia. De igual manera, en las relaciones de amistad debe procurarse la buena convivencia. En una reunión de amigos que ven un partido de fútbol es fácil ver discusiones que comienzan sobre la decisión que tuvo el árbitro en alguna jugada en particular.
En pocos minutos puede crecer la molestia, la palabrería descuidada y al cabo de pocos minutos: el fin de la reunión. A veces la paz es así de muy frágil.

Como en todos los valores, se requiere la iniciativa personal para lograr vivirlos.
La paz interior surge como un producto del conocimiento propio: aprender a dominar nuestro egoísmo y el deseo de tener siempre la razón en todo lo que hagamos en la vida cotidiana.
Saber escuchar con atención y comprender las debilidades propias y ajenas.
Pero sobre todo: pensar en los demás siempre, y no en nosotros.

Cuando esto ocurre conciliamos de verdad la paz con nosotros mismos y con nuestros semejantes.

martes, 2 de junio de 2015

La alegría

 

El valor de la Alegría es sinónimo de dicha, contextuara o júbilo. La alegría produce sensaciones de agrado, esperanza y estima. La fuente más común, más profunda y más grande de la alegría es el amor, por cuanto implica también una relación con los demás. Es una emoción que tiende a compartirse, a ser expresada, a ser vivida con los otros. Y es bastante claro, porque la alegría contagia a los demás. Hagamos las cosas con alegría. No es en vano que la gente del campo subía una plena cuando realizaba un trabajo. La carga es más liviana cuando hay alegría.

Irradie de alegría toda su casa. El trabajo y todo el espacio donde se desenvuelva. Es pesado estar en un ambiente aburrido. El trabajo es tan fuerte que hasta hay que pagarlo para realizarlo. Pero qué alivio cuando lo realizamos en un ambiento de alegría. Esto no significa que debemos estar con payasadas permanentemente. No. Pero es muy saludable y acogedor crear un espacio de alegría, de camaradería donde estamos. Hagámoslo bien, pero hagámoslo con alegría .Interior. Desde el centro de nuestro ser, de nuestra alma. Se expresa por sensaciones de bienestar, una paz que se refleja en todo nuestro cuerpo: sonreímos, andamos cantando  es un cambio totalmente espectacular, tanto que puede llegar a contagiar a quienes están alrededor de nosotros. Cultivar la alegría es una hermosa cualidad en todo ser humano.

Que viva el valor de la alegría. Hay personas que se dejan afectar negativamente por las cosas malas y eligen cada día ser ogros, asumen el sufrimiento. La alegría, como todos los valores, requiere una disposición de voluntad: Es alegre quien se lo propone, nadie lo será si está deseando permanentemente lo contrario, si quiere llamar la atención de los demás a partir de sus desdichas. De sus sufrimientos, sus molestias. A nadie lo pueden obligar a ser alegre.

El valor de la alegría se fundamenta en la fuente más común, más profunda y más grande que es el amor, ya que el amor rejuvenece y es una fuente espontánea y profunda de alegría. Es el principal combustible para estar siempre alegres. Quien no ama, no ríe. Por eso mismo el egoísta sufre, y es muy raro que manifieste alegría. Los grandes líderes que han emprendido grandes obras, han sido siempre alegres, felices. Porque la mayor fuente de felicidad y alegría debe ser trabajar por la felicidad de los demás, especialmente la de aquellos que se le impide hasta sonreír.

Lealtad

La lealtad es una devoción de un sujeto o ciudadano con un estadogobernantecomunidadpersona, causa o a sí mismo. No existe acuerdo entre los filósofos sobre a que cosas o ideas es que se puede ser leal. Algunos sostienen que se puede ser leal a un espectro muy amplio de cosas, mientras que otros argumentan que solo se puede ser leal a otra persona y que ello es una relación estrictamente interpersonal.
La lealtad es un valor que básicamente consiste en nunca darle la espalda a determinada persona o grupo social que están unidos por lazos de amistad o por alguna relación social, es decir, el cumplimiento de honor y gratitud, la lealtad está más apegada a la relación en grupo.
La lealtad es un cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor.
Es una virtud consistente en el cumplimiento de lo que exigen las normas de fidelidad,honor y gratitud. Adhesión y afecto por alguien o por alguna cosa.
La lealtad posee numerosos aspectos y aristas. John Kleinig, profesor de filosofía en la City University of New York, resalta que con el transcurso de las épocas la idea ha sido motivo de análisis por escritores creativos desde Esquilo a John Galsworthy y Joseph Conrad, y tema de estudio de psicólogos, psiquiatras, sociólogos, estudiosos de la religión, economistas políticos, estudiosos del ámbito de los negocios y el marketing, y en especial teóricos de la política, que se ocupan de aspectos como los juramentos de lealtad y patriotismo. Como concepto filosófico, la lealtad no fue tema de estudio de los filósofos hasta el trabajo de Josiah Royce, la "gran excepción" según afirma Kleinig.1John Ladd, profesor de filosofía en la Brown University, que hacia fines del siglo XX el tema ha sido motivo "una atención limitada en la literatura de filosofía". Ladd atribuye esto a asociaciones "odiosas" que posee el tema con el nacionalismo, incluido el nacionalismo del nazismo, y con la metafísica del idealismo, a lo que caracteriza como "obsoleto". Ladd sostiene que sin embargo dichas asociaciones como erradas, y que la idea de lealtad es "un componente esencial en todo sistema humano y civilizado de moral". Kleinig afirma que a partir de 1980, el tema ha sido motivo de atención, y los filosofos se han ocupado, entre otros temas, de sus vinculaciones con la ética profesional, el alentador, la amistad, y la ética de la virtud.  

La solidaridad

Se conoce con el término de solidaridad a aquel sentimiento o también considerado por muchos un valor, a través del cual las personas se sienten y reconocen unidas y compartiendo las mismas obligaciones, intereses e ideales y conformando además uno de los pilares fundamentales sobre los que se asienta la ética moderna.
Como vemos, la solidaridad es más que nada un acto social, una acción que le permite al ser humano mantener y mantenerse en su naturaleza de ser social. Debido a lo anterior es que resulta fundamental fomentar y desarrollar la solidaridad en todas sus aristas, ya que no sólo será necesario llevar a cabo las acciones de las que se requerirá en momentos de guerra o desastres naturales, sino que será fundamental de aplicar cuando alguno de nuestros seres queridos, ya sean amigos o familiares, tengan algún problema en el que nuestra ayuda o compañía sean un aporte para mejorar en cierto modo la situación.

No es de extrañarse entonces que la solidaridad se comporte como la base de muchos otros valores humanos o incluso, de nuestras relaciones sociales más valiosas, tal como es el caso de la amistad. En este sentido, la solidaridad nos permite sentirnos unidos a otras personas en una relación que involucra sentimientos necesarios para mantener el funcionamiento social normal. En términos más generales, puede incluso permitirle al hombre sentir que pertenece a determinado lugar, en otras palabras, permite desarrollar sentimientos como los de pertenencia a cierta nación, manteniendo a los ciudadanos de un mismo lugar luchar juntos por un mismo motivo o trabajar unidos para lograr una misma meta.


http://www.definicionabc.com/social/solidaridad.php

lunes, 27 de abril de 2015

La gratitud


Gratitud  es el sentimiento que experimenta una persona al estimar un favor o beneficio que alguien le ha concedido. Al sentir gratitud, el sujeto desea corresponder el mencionado favor de alguna manera.
El sentimiento de gratitud está vinculado al agradecimiento, que es la acción y efecto de agradecer. Este verbo, justamente, significa sentir gratitud. Por lo tanto, el individuo que siente gratitud desea agradecer el beneficio recibido. Este agradecimiento puede expresarse de diversas formas, desde una simple manifestación verbal



La gratitud, en definitiva, puede expresarse mediante palabras, objetos o ritos. Se trata de un sentimiento de reconocimiento hacia el prójimo o hacia la divinidad.

Lee todo en: Definición de gratitud - Qué es, Significado y Concepto http://definicion.de/gratitud/#ixzz3YXrB4sp9 
La honradez

La honradez primero se aprende en nuestro hogar ya que nuestros padres son los que nos forman y dan ejemplo de tal valor no se necesita tener bastante dinero para poder ser honrado ya que todo lo que logramos tener en la vida es con esfuerzo y mucho sacrificio el valor de la horades la aprendemos y tenemos que enseñarlo para que cada día el mundo sea un  poco mejor  





 Honradez es el valor de decir la verdad ser decente, reservado y razonable esto requiere ser justo y honrado. Desde el punto de vista importante es una cualidad humana que consiste en actuar de acuerdo como se piensa y se sienten la cualidad de aquella persona que se muestra, tanto en su obrar como en su manera de pensar, como justa, recta e íntegra. Quien obra con honradez se caracterizará por la rectitud de ánimo, integridad con la cual procede en todo en lo que actúa, respetando por sobre todas las cosas las normas que se consideran como correctas y adecuadas en la comunidad en la cual.
Es aquella cualidad humana por la que la persona se determina a elegir actuar siempre con base en la verdad y en la auténtica justicia (dando a cada quien lo que le corresponde, incluida ella misma). Ser honesto es ser real, acorde con la evidencia que presenta el mundo y sus diversos fenómenos y elementos; es ser genuino, auténtico, objetivo. La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás, que, como nosotros, son como son  y no existe razón alguna para esconderlo. Esta actitud siembra confianza en uno mismo y en aquellos quienes están en contacto con la persona honesta. La honestidad no consiste sólo en franqueza capacidad de decir la verdad sino en asumir que la verdad es sólo una y que no depende de personas o consensos sino de lo que el mundo real nos presenta como innegable e imprescindible de reconocer.
La honradez es de suma importancia. Puesto que La honradez, expresa respeto por uno mismo y por los demás, se opone a la deshonestidad que no respeta a la persona misma ni a los demás .La honradez convierte la vida de apertura, confianza y sinceridad y expresa la disposición a vivir a la luz. Sin honradez la persona podría caer en una gran depresión, puesto que sin este valor tan importante como lo es la honradez, la persona puede ser aislada totalmente o en el caso de un colegio, lo podrían rechazar o discriminar o hasta golpear, si es en un centro comercial o en otro lugar público, lo podrían mandar para la cárcel por su falta de honradez.

La disciplina

La Disciplina es la capacidad de actuar ordenada y perseverantemente para conseguir un bien. Exige un orden y unos lineamientos para poder lograr más rápidamente los objetivos deseados, soportando las molestias que esto ocasiona. La principal necesidad para adquirir este valor es la Auto exigencia; es decir, la capacidad de pedirnos a nosotros mismos un esfuerzo extra para ir haciendo las cosas de la mejor manera. El que se
sabe exigir a sí mismo se hace comprensivo con los demás y aprende a Trabajar y a darle sentido a todo lo que hace. La disciplina es indispensable para que optemos con persistencia por el mejor de los caminos; es decir, por el que nos va dictando una conciencia bien formada que sabe reconocer los deberes propios y se pone en marcha para actuar.
Este valor es fundamental y básico para poder desarrollar muchas otras virtudes, sin la disciplina es prácticamente imposible tener fortaleza y templanza ante las adversidades que se presentan día a día.
Siempre debemos estar conscientes del objetivo que queremos lograr y proponernos alcanzarlo; eso, es eficacia. Ser eficaz es la capacidad de producir resultados; no solamente se debe dar en las áreas en que producimos cosas, sino también debemos dar resultados como alumnos, padres, hijos, hermanos y como ciudadanos. Todo esto se ve reflejado cuando entregamos una tarea o un trabajo o cuando alguien espera algo más de nosotros; es decir, un determinado resultado. Lo que tenemos que dar es ese resultado y no podemos quedarnos en el esfuerzo ni en las buenas intenciones. Eso, es ser eficaz.
La disciplina es el valor de la armonía, porque todo guarda su lugar y su proporción. Los seres humanos debemos tender a nuestra propia armonía de ser, pensando, y actuando siempre en relación a un buen fin. Para conquistar este valor hay que empezar por aprovechar nuestra necesidad de orden en las casas y para ello hay que tenerles un lugar a cada cosa y mantenérselo por medio de la disciplina, poner siempre allí esas cosas. También hay que practicar el orden en el hablar, en el vestir y en nuestras pertenencias.
Quien hace lo que quiere, no hace lo que debe

 
LA DISCIPLINA EN LA EDUCACIÓN

Hay varias formas de disciplina pero por lo general la disciplina es un comportamiento humano, el cual es un comportamiento como una cierta libertad que se rige a ciertas leyes o reglas en cierta forma. En el colegio o escuela la disciplina puede ser  un comportamiento en el cual el alumno se rige a las leyes del respeto hacia el profesor y con y para los compañeros del aula.
Si tomamos en cuenta lo antes expresado en los textos tenemos como resumen que la disciplina en el curso es la forma por la cual el estudiante en cierta forma entrega respeto al profesor y los compañeros aunque más se da el caso hacia el profesor ya que la disciplina la hace el curso entero y por lo tanto tenemos que la indisciplina es la falta de disciplina por la cual se lleva a la violación de la regla de oro que es dar respeto y atención al educador en la institución.
La disciplina se da por diferentes factores como lo son el medio ambiente y la presión que sufren los educados y es así como la disciplina e indisciplina son propiedades exclusivas de los educados ya que se supone que la disciplina y la indisciplina es un hecho que favorece al educador.
Una persona puede carecer de disciplina cuando se encuentra bajo una cierta forma de libertinaje; tomemos en cuenta que la libertad de uno acaba cuando comienza la del otro y es por eso que tanto el educador y el educado se merecen respeto y por eso es que hay a veces indisciplina porque a veces el educador sofoca la libertad del educando o hay casos en que el educando abusa de su libertad ocasionando una violación a la libertad del educador.
Por lo tanto el educador como el educando se merecen respeto, que en este caso pasaría a ser disciplina.
La disciplina es la entrega de lealtad a ciertas condiciones impuestas por algo o alguien, la indisciplina es la deslealtad o irrespeto a esas condiciones
En conclusión para que haya disciplina en una institución educativa que en este caso pasaría a ser el aula de un curso tanto el educador como el educando deben respetar la libertad del otro y por lo tanto entre los dos debe haber un mutuo respeto.